Entrevista con Víctor Hugo Morales
La espera se hace larga mientras Víctor Hugo Morales es entrevistado por tres jóvenes en su oficina del cuarto piso de Radio Continental. No dura mucho tiempo ese reportaje, quizá diez minutos, pero se hacen eternos. Afuera esperan también otros dos periodistas de una agrupación judía denominada Conmigo no, Bergman y del diario Miradas al Sur.
A las 17.30 se abre la puerta y pasamos Alejandro Caminos y yo. Apenas después del cordial saludo, Víctor Hugo, asistido por su hermano y otro colaborador, que le preparan el mate y ordenan algunos de sus papeles, atiende el llamado de colegas mexicanos.
- En una entrevista concedida a Tiempo Argentino durante noviembre de 2010, usted dijo: “No me interesa señalar a los soldados de Clarín, sino a los generales como (el director ejecutivo del Grupo Clarín, Héctor) Magnetto”. ¿Cómo es su relación con los periodistas de ese grupo?
Con Nelson Castro tengo un afecto que no decrece. Puede ser que con los periodistas en particular me resulte mucho más fácil, porque no veo lo que hacen en esos medios, excepto TN. Si no escucho a alguien no me enojo, en caso de que eso pudiese ocurrir.
- La revista Noticias lo consideró “el peor periodista de 2010”. ¿Por qué cree que una editorial (Perfil) para la que trabajó hasta hace unos años ahora intenta desprestigiarlo?
Me fui de Perfil por una traición ética, como un caballero, sin decir porqué me había ido. Di lo mejor de mí y fui crítico de (el presidente de la AFA, Julio) Grondona y de la estafa de Clarín y Torneos y Competencias con el fútbol, hasta que un mal día ese diario publicó una nota en la que se decía todo lo contrario a lo que siempre propuse. (El director de la Editorial Perfil, Jorge) Fontevecchia sintió que tuve una actitud de desprecio –efectivamente fue así- y, aunque intentó reincorporarme, me ve como un enemigo.
- ¿Qué es lo que más le molesta de las operaciones mediáticas que pretendenensuciar su nombre?
No poder equilibrar la fuerza que tienen, estoy siempre en desventaja. No tengo cómo rebatir sus palabras en igualdad de condiciones. De todas maneras he tenido mucha suerte, porque Clarín, La Nación y Perfil están en sus peores niveles de credibilidad, y eso sirvió como paraguas. La gente levantó sus defensas con respecto a las mentiras de esos medios.
- En su autobiografía Víctor Hugo x Víctor Hugo, publicada en octubre de 2009, afirma que el periodismo “tiene que ser necesariamente opositor”. ¿Se puede estar de acuerdo entonces con programas como 6, 7, 8 o con “periodistas militantes”?
Sí, porque la oposición que yo definía en ese momento era la política. Las circunstancias transformadoras de estos años nos demostraron que el único poder no es el del gobierno. Soy opositor al gran poder, que es Clarín, los medios dominantes y las corporaciones. Sin embargo sigo pensando de la misma manera: hay que mantener distancia de los protagonistas. Toda relación que uno tiene con ellos, nos debilita.
- Muchas veces señaló que no es bueno el reparto de publicidad oficial. ¿Cómo podría ser más justo?
Es difícil determinarlo. Lo seguro es que no se le puede dar más a los que más tienen. Siempre he querido que no exista la publicidad oficial, pero hay otras variantes. No caben dudas de que este gobierno no fijó una doctrina respecto a ese tema, fue uno de sus peores manejos. Todavía espero que establezcan un método.
- El viernes 17 de junio le entregó el premio Rodolfo Walsh a Hebe de Bonafini en La Plata. ¿Por qué Patricia, la hija de Rodolfo, se opuso a esa distinción?
Por pertenencia, porque el contexto político y periodístico le hizo pensar que Bonafini está mal vista por una parte importante de la sociedad y ella siente que el apellido de su padre es rozado en su dignidad por la entidad de quien recibe el premio. Discrepo con esa opinión, pero la respeto. Hebe es una gran luchadora y una muy buena persona.
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