miércoles, 5 de febrero de 2014

Se apaga el ocaso… Ninfa Duarte

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Llegó un momento
en que nuestro ocaso
se volvió neutro,
un gris lejano
no era tarde, ni era noche,
la espera y la esperanza se fundieron,
una sola distancia sin caminos conocidos.
A esa altura era imposible olvidar
aquellas palabras,
las miradas, las ojeras…
ya solo eran temas para un lienzo.


Nuestras estrofas no podían huir del deseo
se buscaban impacientes,
en cada recodo, bajo la parra,
sudando bajo las sábanas,
y el cielo se hizo difícil de alcanzar.
Mis ojos trasnochados recorrían la ciudad
desnuda de palomas y guijarros
y no estabas…
mi alma buscaba tus versos
tus ojos contaban estrellas
y así pasó el verano
y así llegó en invierno
ya nada quedaba
y las pupilas se cansaron
de mirar vacíos.

Mis antiguas desesperanzas
se unieron a las gaviotas en vuelo…
y ahora ya no están,
sólo me quedan mis anhelos
desvestidos de temores
esperando tu retorno
mirando el ocaso
nuestro ocaso…
Cansada de esperas
el sueño subió al sol
para calentar las nubes
y volverlas llanto sobre mi jardín;
cayó a tierra
una llovizna cargada de quimeras
humedad de tiempo
vaho de imposibles
y aquel ocaso neutro
madrigal y cielo
se fue volviendo azul…
tu voz recorre las veredas
se arrima la noche…
y se apaga el ocaso



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